#ElPerúQueQueremos

Las etapas del año

Publicado: 2010-05-09

A mi me pasa que todos los años mi vida social tiene dos etapas bien marcadas y diferenciadas.

La primera parte se caracteriza por una nula actividad sexual, entiéndase, no hay opciones, o las opciones que aparecen son de película de terror o de suspenso, tipo esas de acosadores locos (sólo que en la películas pasa que el acosador a veces tiene pinta y tu piensas: "bueno, yo sí quisiera que él me acose"), pervertidos, degenerados, o peor aún, lornas y pavos (como las del tipo que siempre es mejor amigo de la chica que le gusta).

Normalmente se da que en año nuevo me mando el reventón del año y termino cometiendo alguna estupidez, como abrazar de manera cariñosa a mi compañero del grupo de trabajo de la universidad, que después de cinco cervezas, no se ve tan mal, pero que después de la resaca, cada vez que te escuchas su voz, te dan arcadas (algo así como el efecto del perro de Pavlov). Después de esa experiencia de año nuevo, que nunca me resulta como quiero, empieza una sequía impresionante. Los hombres me ignoran de manera espectacular. Incluso llego a pensar que todo es una broma perversa arreglada por mis compañeros del colegio, los únicos capaces de llegar tan bajo.

La irracionalidad dicta que uno pasa el año como lo pasó en año nuevo, pero la lógica dice que esas son patrañas y que en verdad el futuro no se puede predecir con huevadas tan idiotas como ésas. Si fuese cierta esa afirmación, entre enero y marzo debería haberme pasado algo, debería haber tenido un encuentro del tercer tipo con algún chico, pero eso nunca pasó. De hecho, y como ya lo dije en líneas mas arriba, los hombres me ignoraron por todo el verano, que no fue como en los comerciales de cerveza, para nada.

En contraposición a esa oleada de desgracias, llega finalmente el invierno, que contrario a lo que podría uno predecir, es mas caliente que cualquier otra época de mi año. Me consta, porque ya me viene pasando dos años seguidos. Resulta que a partir de julio, ya casi llegando a agosto, de la nada, cuando ya perdía la esperanza de que este año fuera una nulidad total, de que me resignara a avocarme a mi trabajo y otras huevadas como ésas, de pronto, aparece la luz al final del túnel. De la nada, alguien regresa, o aparece alguien nuevo, o alguien que nunca te dio bola finalmente te ve. Y de pronto, el año que parecía perdido, se llena de color, alegria, maripositas, florecitas y otras mierditas para que la esperanza de finalmente tener una vida sexual saludable se cumpla.

Normalmente me gusta mantener mis opciones abiertas. Salgo con uno, pero no me relajo. Estoy pendiente de cualquier otro que pueda venir en el camino. Me manejo en el juego, evado cualquier responsabilidad, me vuelvo implacable, no cedo mis emociones, calculo mis pasos y actúo en total calma y tranquilidad. No crean que eso me hace infeliz. Todo lo contrario. Disfruto de tener el control. ¿Quién no? Todo está bien, hasta que aparece uno de ésos que siempre me saca de cuadro, que me hace temblar las piernas, que me mueve el piso. 

Uno de ésos que me hacen pensar que tener novio no estaría tan mal.

Y ahí normalmente es donde todo se va a la mierda.


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El Mundo de Sofía

Esta es mi versión de la historia